Donostia tiene una gran huella cultural
El 29 de abril de este mismo año, en pleno confinamiento, celebramos una reunión los principales agentes culturales de la ciudad.
Este encuentro tenía 2 objetivos. Por un lado, poner sobre la mesa todas las cuestiones relacionadas con las consecuencias que estaban y están sufriendo los agentes en su programación. Poniendo especial énfasis en la cadena de valor de creadores, distribuidores, servicios complementarios de toda la exhibición en vivo de la cultura.
Y por otro lado, el preparar la maquinaria para poder ofrecer un programa cultural en la ciudad, ajustado a las medidas de seguridad y aforos, y sobre todo con especial énfasis en proteger al tejido local.
5 meses han pasado de aquel 29 de abril y hoy, tras 5 meses podemos decir con total seguridad que la decisión que se tomó aquel día fue la correcta.
En junio abrimos la red de bibliotecas y los museos, además del Tealtro Victoria Eugenia, siendo pioneros en el Estado en levantar el telón y encender las luces.
En julio retomamos la temporada de teatro de verano y celebramos el primer festival en la ciudad, el 55 Donostiako Jazzaldia, único que se ha celebrado en todo el Estado y que se ha desarrollado de forma impecable y con gran calidad musical y artística.
Agosto nos trajo la edición 81 de la Quincena Musical, con el claustro y la Iglesia del Museo San Telmo convertidos en uno de los principales lugares de culto de la música. Y el programa Abuztua Donostian también nos ha ayudado a hacer más llevadero este atípico verano ofreciéndonos actividades culturales y deportivas al aire libre.
Y ya en septiembre, el buen saber hacer de Donostia Kultura y Festak nos ha permitido también poder celebrar las regatas de la Concha. Además, la edición 68 del Zinemaldia ha sido también ejemplar, y ha demostrado una vez más su saber hacer acumulado en las ediciones anteriores.
Si algo ha dejado patente toda esta actividad es la gran capacidad de adaptación de los organizadores y del público a la situación actual, y que todo el entramado cultural ha brillado a gran altura, ofreciendo entornos seguros donde no se han registrado episodios destacables ni brotes de contagios.
Donostia tiene una gran huella cultural. Pocas ciudades habrá en Europa que hayan podido mantener la oferta y el nervio como lo hemos hecho aquí. Podemos decir con orgullo que la ciudad ha brillado con luz propia en el ámbito cultural. Hemos sido referente y modelo para muchos. Y es nuestra voluntad afianzar este camino y este posicionamiento estratégico.
Eskerrik asko a todos los equipos directivos que han hecho posible que esta apuesta haya podido salir adelante. Pero también a las y los donostiarras. Su respuesta ha sido ejemplar, acatando las normas, respetando los criterios y a los organizadores.