Hay otra forma de hacer Donostia
En más de una ocasión he escuchado un proverbio chino que dice: “ ¡Que puedas no vivir tiempos interesantes! ”. Otros se refieren a ese proverbio como una maldición, y en ese caso lo que se desea al otro es, precisamente, que pueda vivir tiempos interesantes. Sea como fuere, proverbio o maldición, lo cierto es que para Donostia, este año 2015 se nos presenta como un año crucial.
Va ya para ocho años desde que la crisis económica que nos azota empezó a manifestar sus primeros síntomas. Ocho largos años en los que hemos ido viendo como las bases sobre las que se sustentaba nuestro modo de vida se tambaleaban. Muchas han sido las consecuencias negativas que este largo periodo ha generado en nuestra Ciudad, las más lacerante es la que se traduce en las altas tasas de desempleo que venimos registrando y que seguimos manteniendo. 2014 ha finalizado con 10.785 donostiarras inscritos en Lanbide.
Dicen los que saben – aunque uno en ocasiones llega a dudar sobre si hay alguien que realmente sepa – que este año 2015 se presenta más sonriente. Ojalá sea cierto. En cualquier caso quedará un largo camino para llegar a un nuevo lugar que nos pueda ofrecer mejores escenarios que los actuales.
También dicen los que saben, y en esto si que creo que hay quien sabe, que los periodos de crisis son periodos de transformación, de cambio. Son momentos en los que surgen nuevas oportunidades, nuevas bases sobre las que asentar el futuro. La historia de nuestra Ciudad así nos lo demuestra. Y no sólo eso, esa misma historia también nos demuestra que en esta Ciudad siempre han existido personas que han tenido iniciativa y capacidad para convertirla en un lugar prospero en el que merezca la pena vivir y disfrutar.
Hoy, a pesar de las dificultades, se abren nuevas oportunidades ante nuestros ojos. Donostia y los donostiarras tenemos motivos para afrontar el futuro con posibilidades de éxito. Varias son las razones para ello:
1.- El hecho de que finalmente el amplio rechazo de la sociedad vasca haya logrado que ETA abandone la violencia, nos ha liberado de uno de los mayores lastres que hemos sufrido durante demasiados años. Un lastre que disuadía a quien quisiera visitarnos, pero que sobre todo tenía una muy negativa incidencia sobre nuestro desarrollo económico y social. Aunque la crisis no nos haya permitido disfrutar plenamente de la fuerza que ofrece ese nuevo escenario, ese cambio se nota, y mucho.
2.- La capacidad e impulso de quienes logran que Donostia resulte atractiva, desde la gastronomía, el ocio, el comercio o los eventos.
3.- El conocimiento que alberga nuestra Ciudad. Sede de cuatro Universidades, centros de investigación, empresas tecnológicas y empresas que prestan servicios avanzados a las industrias de nuestro territorio. A veces parece un tópico, pero lo cierto es que hoy contamos con la generación más formada de la historia de nuestra Ciudad y de nuestro País. Hay talento, y hay ganas de emprender.
4.- Las infraestructuras y manifestaciones culturales con las que cuenta Donostia. Las que existen y las que vienen en camino. A pesar de las dudas y contratiempos. No cabe duda de que si en algo resulta crucial este año que hemos iniciado hace pocas semanas lo será a la hora de dar respuesta a las expectativas generadas de cara a 2016. Sería imperdonable no saber aprovechar esta oportunidad.
Ser capaces de ver las oportunidades no implica sin embargo tener la capacidad de saber aprovecharlas. Existe otro factor, determinante, que es el de ser conscientes de que el entorno en el que nos movemos ha cambiado mucho en estos últimos tiempos, y lo hará más en el futuro. Vivimos en una sociedad globalizada, en la que la escala es el mundo. Un mundo en el que debemos buscar nuestro lugar y en el que debemos ser capaces de competir. Y eso nos exige una mayor apertura de miras. Desde lo que somos, debemos ser capaces de abrirnos a nuevas formas de pensar, a nuevas ideas y a nuevas propuestas. Las posiciones dogmáticas, los complejos o el sectarismo son malos compañeros para este viaje.
Debemos ser capaces de colaborar. De tejer nuevas alianzas y complicidades. En primer lugar con quienes nos rodean, pero también con aquellas ciudades con las que deseamos compararnos y a las que queremos parecernos.
Y sobre todo, debemos ser capaces de colaborar también dentro de nuestra propia casa. Verbos como cooperar, ayudar, apoyar o facilitar deben formar parte fundamental de nuestro vocabulario en el futuro. Y en especial en el ayuntamiento. Quien tiene una iniciativa, quien emprende, quien invierte, quien quiere montar una empresa o quien quiere generar prosperidad lo hace también para la Ciudad. De su éxito depende que la administración preste sus servicios o que una comunidad pueda seguir siendo solidaria con quien más lo necesita.
En este entorno tan cambiante y en ocasiones tan incierto necesitamos también una Ciudad rica en valores, valores humanos que nos permitan convivir y resistir sobre bases sólidas.
2015 se nos presenta como un año crucial para todos aquellos que pensamos que existe otra forma de hacer Donostia. Muchos donostiarras deseamos un cambio de raíz en la forma de hacer las cosas pero no basta con desearlo. Somos los ciudadanos los que debemos superar esta situación. Debemos tomar decisiones que afectaran al futuro de Donostia. A su economía, a su atractivo como ciudad o a la convivencia de todos sus ciudadanos.
Sí, hay otra forma de hacer Donostia y, hoy, es más necesaria que nunca.