Donostia itxaropen eta bizikidetza hiria

Horrela aurkeztu nuen Donostia astelehenean, urriak 8, Madrilgo Nueva Economia Forum-ean egin nuen hitzaldian. Donostia, indarkeriak eta terrorismoak gehien kolpatu duen hiria izanda, gertuko historiaren eraikuntzan bere papera eskatzen ari den hiri bat dela uste dut. Donostiak egunero egiten du bizikidetza ariketa, eta ETAren indarkeriaren amaieraren ondoren, egoera asko normaldu da. Jatorri politikoa duten indarkeriek Donostian 126 hilketa eragin dute osotara, gehienak ETA-k eraginda, nahiz eta zerrenda horretan badauden beste talde batzuek hildakoak, segurtasun indarren ardurakoak edo egiletza jakinik gabeak. Errealitate historiko hori oinarri hartuta, beharrezkoa da hirian espazioak aurkitzea, biktimen duintasuna -inork inoiz kendu behar ez ziena- berreskuratzen lagunduko dutenak. Zientza, kultura eta turismoa ere izan ditut hizpide.

Hemen duzue, nire hitzaldi osoa. 


Egunon denoi. Buenos días a todos/as. En primer lugar quiero agradecer a los organizadores de Nueva Economía Forum por haberme dado la oportunidad de participar en este encuentro. Muy en especial, también a Manuela Carmena por acompañarme hoy aquí y por haber accedido a presentarme en su Ciudad. Manuela es buena conocedora de la realidad del País Vasco y de Donostia, siempre nos ha mostrado un especial cariño, y cada vez que hemos necesitado su colaboración no ha dudado en prestárnosla generosamente. Gracias de corazón.

Y como no, mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han respondido a la convocatoria y hoy están presentes en esta sala.

Estoy seguro de que muchos de los presentes conocen bien nuestra Ciudad, de hecho, muchas de las caras que veo hoy aquí comparten conmigo el inmenso orgullo de ser donostiarras. Me gustaría no obstante poder hacer una sucinta descripción de mi Ciudad antes de abordar algunas de las principales cuestiones que hoy nos afectan, nos preocupan y ocupan, y que compartimos con muchas otras ciudades.

Argia itzaliDonostia es una Ciudad de escala humana. Es una de las definiciones que más me gusta utilizar para describirla. Tal vez es un modo de no decir que, en el fondo, es una Ciudad no muy grande. 186.000 habitantes en un entorno metropolitano de alrededor de 400.000 habitantes. Aproximadamente los mismos que hace 10 años, pero un poco más viejos. Este último  dato me sirve para señalar ya uno de los retos que como toda sociedad occidental, nuestra Ciudad también tiene ante si: El reto que supone el envejecimiento de la población.

Donostia es también una Ciudad dinámica. A pesar de ser muy conocida por sus encantos gastronómico-culturales, encierra una enorme actividad ligada al conocimiento y a la investigación. No en vano, Donostia es sede de 4 Universidades, lo que nos proporciona cifras récord en lo que a formación se refiere. El 34,5% de la población está en posesión de estudios medio-superiores o superiores. El 60,7% de la población joven (30-34 años) tiene estudios universitarios completados. Destinamos aproximadamente el 2,5% del PIB a I+D+i.  La tasa de paro se sitúa este año en torno al 8%. Es la más baja de las capitales vascas, y a años luz de la del Estado. Y la renta per cápita es de 39.921 euros. También la más alta de las capitales vascas. A esto hay que añadir un dato, que creo que es relevante, el relativo al nivel de desigualdad entre distintas zonas de la Ciudad; en lo que a rentas se refiere, la renta familiar media en el barrio más “rico” no supera 2,5 veces a la renta familiar media del más “pobre”.

Pero una Ciudad que presenta estas credenciales también tiene sus problemas. Al fin y al cabo, ofrecer una alta calidad de vida implica que el coste de la vida, y en especial, el precio de la vivienda vayan en consonancia. Y ese es otro de los elementos que nos preocupan / ocupan especialmente. No hay más que mirar cualquier estudio sobre el precio de la vivienda en el Estado para comprobar que San Sebastián suele disputarse la primera posición con Barcelona y Madrid. Para una Ciudad que envejece, este es un dato ciertamente alarmante. Es por ello que el tema de la vivienda adquiere una importancia notable en nuestro caso. Así nos lo indican nuestros propios ciudadanos en la última encuesta de percepción ciudadana, en la que figura en primer lugar del ranking la preocupación por la carestía de la vivienda. Lo cierto es que si no somos capaces de articular respuestas, corremos el riesgo de expulsar de la Ciudad a los más jóvenes. Eso es algo que ya viene sucediendo desde hace mucho tiempo.  El fenómeno del turismo es otro factor que merece también nuestra atención en relación con esta cuestión. Tendremos ocasión más adelante para incidir sobre este aspecto.

Donostia es una Ciudad con una intensa actividad cultural. En proporción a su tamaño, tiene una red de infraestructuras culturales y una oferta magníficas. Capital europea de la Cultura en 2016 bajo el lema “Cultura para la convivencia”, sede del Festival Internacional de Cine, festival de jazz, quincena musical… y desde 2015 sede de Tabakalera,  un ambicioso proyecto que aspira a ser un nuevo referente cultural que integra un mosaico de actores e iniciativas: es la sede del propio Festival de Cine, la Filmoteca Vasca, la Escuela de Cine Elías Querejeta, espacios de creadores, laboratorios de cultura digital, una biblioteca digital, salas de exposiciones… Y todo ello, con la vocación de ser un ecosistema cultural que gira en torno a la cultura contemporánea y se convierta en un promotor de cultura de vanguardia.

En definitiva, es el símbolo de una ciudad que sabe mantener sus referentes culturales más arraigados, pero que apuesta por crear nuevos espacios que demuestran que la Capitalidad Cultural Europea no fue flor de un día.

Y es que nuestra Ciudad ha dado mucho talento al mundo. Desde Chillida a Cristina Iglesias. Me dejarán que haga un paréntesis para presentarles uno de los proyectos más apasionantes en los que estamos trabajando: El proyecto de la casa del Faro de Cristina Iglesias.

Goia eta IglesiasSeguro que lo que les voy a decir les llamará la atención: Cristina Iglesias no tiene ninguna obra permanente en su ciudad natal. Y eso no puede ser.

Cristina, elegida Tambor de Oro en 2016, está trabajando ya, y me consta que a pleno rendimiento, en un proyecto que personalmente me entusiasma, y creo que a ella también: una intervención en el interior del Faro de la Isla de Santa Clara, en medio de la Bahía de la Concha, en la que quiere hacer una de sus recreaciones poéticas, jugando con la idea del arte como lugar de reflexión, de mirada introspectiva, y valiéndose para eso del mar y sus ritmos..

Es un proyecto en el que tanto Cristina Iglesias, a quien no hace falta que ensalce porque su nombre está ya entre los grandes de la escultura internacional, como el Ayuntamiento estamos trabajando codo con codo para que pueda ver la luz, si todo va bien, en otoño del próximo año.

Creo que va a ser un nuevo icono de la ciudad, un símbolo de esa apuesta por la cultura, y estoy seguro de que se va a convertir en un reclamo para mucha gente  que vendrá a visitarnos sólo por vivir la experiencia que Cristina está preparando en la Isla.

Debo confesar que cuando como Alcalde me toca hacer una presentación de mi Ciudad, me siento como un comercial que trata de vender las bondades de su producto. Pero créanme, no me resulta nada complicado hacerlo, porque la realidad habla por si misma, y lo cierto es que afortunadamente Donostia vive uno de los mejores momentos de su reciente historia. Y que nadie piense que digo esto porque me presento a las elecciones el año que viene y deseo ponerme medallas. Vivimos este momento gracias al enorme esfuerzo que han realizado durante mucho tiempo los y las donostiarras, y porque desde hace 7 años ha desaparecido de nuestra Ciudad y de nuestro País un enorme lastre que actuaba como un tapón: La violencia de ETA. Sobre ese enorme cambio que se ha producido en estos últimos años hablaré al final de mi intervención.

Considero como Alcalde que en este momento, lo importante es saber acompañar el potencial que la Ciudad tiene, y saber detectar y afrontar  los principales retos a los que nos enfrentamos. Retos  que, en gran medida, son comunes a todas las ciudades,  y a los que cada uno de nosotros tratamos de hacer frente lo mejor que sabemos

Goia eta EtxenikeDonostia se reivindica como auténtica ciudad de ciencia e innovación. Como bien dice quien es presidente del Consejo Social de la Ciudad y alma mater del Donostia International Physics Center, Pedro Miguel Etxenike: Desde un doble aspecto; Ciudad de ciencia (investigación y avance en el conocimiento) y ciencia en la ciudad (difundiendo y compartiendo el conocimiento). En definitiva, ciencia para todos.

Empezamos a ser conocidos como una ciudad de Ciencia y Tecnología, como una ciudad de conocimiento con reconocimiento internacional. Para ello contamos con la calidad de las personas. Calidad de las personas e infraestructuras adecuadas convierten a un centro, una ciudad o una nación en atractiva en el concierto mundial.

Tenemos Centros de Investigación relacionados con los ámbitos del futuro como las Biociencias, las Nanociencias, las Neurociencias y las Tecnologías de la Información y la Comunicación además de una relación muy estrecha con las industrias del territorio. Esto está posibilitando la atracción de empresas del ámbito a nuestra Ciudad.

Hoy la cima del talento creativo no la elegimos nosotros. Ellos/ellas nos eligen a nosotros. Tenemos que crear las condiciones para ser atractivos en el concierto mundial, y ésta es sin duda una de nuestras prioridades.

Pero la ciencia no solamente es económicamente decisiva sino culturalmente crucial. La generación de conocimiento a través de la ciencia ha supuesto un cambio radical en nuestra percepción del mundo y de la propia condición humana. Para este Alcalde la ciencia es parte esencial de la cultura moderna y el prestigioso festival internacional de ciencia “Passion for knowledge” formó parte de nuestro proyecto de capital cultural. Más de 10.000 personas participaron en este proyecto en el 2016.

La ciencia es una herramienta de libertad. Una sociedad formada e informada científicamente está más capacitada para tomar decisiones complejas en un mundo aceleradamente cambiante. La práctica científica promueve el pensamiento crítico y el diálogo, alimenta el intercambio racional de ideas y fomenta el respeto a puntos de vista diferentes, aspectos que en su conjunto pueden ayudarnos a lograr uno de nuestros grandes objetivos: desarrollar las actitudes adecuadas para enfrentarnos a la intolerancia y el fundamentalismo, y fomentar la tolerancia y el respeto.

Las  mismas virtudes que predico de la ciencia las posee la cultura. Y esa es sin duda una de las grandes apuestas de nuestra Ciudad. He repetido hasta la saciedad que haber sido capital europea de la cultura en el año 2016 representaba mucho más que una apuesta temporal. Dicho de otra manera, Donostia es una capital europea de la cultura desde 2016 y para siempre.

Eneko Goia Nueva Economía ForumEn un encuentro celebrado con Alcaldes de distintas Ciudades europeas en Dresde hace ya un año, tuvimos la ocasión  de debatir sobre los modos de fortalecer la cohesión social en nuestros municipios. Recuerdo bien las palabras de un Alcalde holandés que afirmaba con rotundidad que la mayor aportación que podíamos realizar desde el municipio era invertir en cultura, deporte y educación. Estoy plenamente de acuerdo con esa afirmación. Y creo que Donostia es, humildemente, ejemplo de ello.

Nuestros eventos culturales son sobradamente conocidos, y deben ser mimados adecuadamente, pero especialmente tras la experiencia de la capitalidad, queremos poner el foco en la creación. El ya citado proyecto Tabakalera, principal depositario del legado de la capital es el epicentro de esta apuesta. El referente de un ecosistema que empieza a dar sus frutos.

Por poner un ejemplo, como donostiarra y por lo tanto vasco, es para mi un orgullo ver como la producción cinematográfica empieza a darnos grandes satisfacciones. Loreak, Amama o Handia son muestras de esa capacidad creativa vasca en la que Donostia se sitúa como punto de referencia del País.

Kultura

No es posible que un Alcalde donostiarra deje pasar una oportunidad sin citar la gastronomía como otro de los pilares de nuestra cultura. Nuestros cocineros y el Basque Culinary Center son el mascarón de proa, con los que trabajamos de la mano en nuevos proyectos de futuro. Como el que ubicaremos en Tabakalera próximamente, donde buscamos anticiparnos al futuro para seguir estando en la vanguardia mundial.

Y claro, con estos mimbres va de suyo que el turismo sea un fenómeno que va ganando peso en nuestra Ciudad, lo cual nos exige abordar también este reto con visión y capacidad de anticipación.

San Sebastián era una ciudad turística antes de que se inventara este término. Desde la llegada de la Reina María Cristina, a finales del Siglo XIX, nuestra ciudad vivió un boom como destino vacacional, con su época dorada durante la primera guerra mundial, que primero la dictadura, y posteriormente los años del terrorismo relegaron a un segundo plano, pero que, en los últimos años, experimenta nuevamente un incremento muy grande en un contexto general de crecimiento exponencial de la industria del turismo.

El turismo, tal y como se conoce hoy, es fuente de riqueza. Aporta muchos puestos de trabajo y, en el caso de San Sebastián, supone ya el 13% de su PIB,  llegando a ser, por vez primera, el principal sector de generación de riqueza.

San Sebastián es atractiva, tanto para los visitantes como para el sector. Así, en los últimos meses estamos observando un incremento del número de establecimientos hoteleros de nueva creación que están abriendo sus puertas, con una previsión, contando los inaugurados el año pasado, de más de veinte hoteles en tres años.

Pero junto al auge del turismo, aparecen fenómenos de turismofobia como los vividos en determinados momentos, especialmente el pasado año. Fenómenos que considero no representan en absoluto, el sentir mayoritario de nuestra Ciudad, pero que utilizan para otros fines algunos de los miedos que el auge del turismo  genera, y que no son otros que los riesgos que un turismo masificado y descontrolado implica.

Es por ello que resulta más necesario que nunca desde las Ciudades diseñar un modelo de turismo basado en la sostenibilidad. Es lo que durante este mandato venimos trabajando en Donostia. Un modelo que pone el acento en la autenticidad, la experiencia y la convivencia con la Ciudad real.

San Sebastián no rechaza, por tanto, el turismo, todo lo contrario. Pero tenemos claro que debemos propiciar un modelo compatible con nuestra identidad, y que ello implica  tomar decisiones.

Me referiré, en concreto, al fenómeno de las viviendas de uso turístico, los llamados pisos turísticos. Este es un fenómeno que ha venido para quedarse. Forma parte de la realidad de las vidas de miles de ciudadanos, y es una opción alojativa tan legítima como cualquier otra, siempre y cuando cumpla una serie de requisitos que también cumplen esas otras ofertas alojativas. Una de ellas, por supuesto, la de declarar a Hacienda el rendimiento económico obtenido. Pero esto no es suficiente.

Patrimonio DonostiaEn el caso de San Sebastián, y tras un exhaustivo análisis de la situación, el número de viviendas, su distribución a lo largo de la ciudad, hemos apostado por aprobar una ordenanza específica que regula los pisos turísticos. Creemos que su proliferación tiene una serie de consecuencias en la convivencia que deben ser abordadas y reguladas desde el ámbito municipal: En nuestro caso, al igual que en otras ciudades, tenemos zonas y barrios donde se concentran la mayor parte de estas viviendas, lo cual provoca molestias, ruidos y conflictos con las comunidades vecinales. Pero es que además, resulta evidente que su proliferación empuja al alza el precio de la vivienda, sacando además muchas de estas viviendas del mercado de alquiler residencial, lo que impide que mucha gente pueda acceder a una vivienda en alquiler.

Todas estas consecuencias, y muchas otras, las hemos llevado a una ordenanza, que determina una serie de limitaciones: Por ejemplo, declarando zona saturada la Parte Vieja y, por tanto, impidiendo que se otorguen más licencias (como ya se hizo por cierto hace años con los bares, impidiendo la apertura de más establecimientos hosteleros en esta misma zona); al mismo tiempo, se fijan una serie de condiciones y restricciones en otras zonas de la ciudad, mientras que se abre la puerta, aunque de forma limitada, a que se puedan abrir en barrios de la ciudad con una escasa presencia de vivienda turística.

Esta ordenanza, aprobada por la mayoría del Pleno, ha sido recurrida por la Autoridad Nacional de la Competencia, al igual que lo ha hecho con la ordenanza de Madrid o Bilbao, con el argumento de que la regulación es excesiva y dificulta el libre mercado.

Pues bien, a nuestro entender, el recurso que anuncia la Autoridad Nacional de la Competencia es desde todo punto injustificable. Porque un bien como la vivienda no puede ser entendido únicamente desde la dimensión del mercado como un producto cualquiera; la vivienda es un bien que cumple un fin social, y a las instituciones nos compete garantizar el acceso a la misma.

Como Ayuntamiento, vamos a defender la autonomía municipal a la hora de regular y planificar desde el punto de vista urbanístico el fenómeno de los pisos turísticos. Plantear siquiera que no podamos hacerlo nos lleva a un escenario en el que un Ayuntamiento pierde uno de los principales instrumentos para garantizar el fin social  de la vivienda. Los Consistorios debemos tener la capacidad de ordenar urbanísticamente realidades que hoy forman parte de nuestras ciudades. La única vía que nos queda a las ciudades para acometer este fenómeno, que no olvidemos, también esta siendo gestionado desde centros muy lejanos mediante las plataformas digitales, es el de la regulación siguiendo criterios urbanísticos.

Parece que el Gobierno quiere abrir la puerta a que las comunidades puedan decidir si su comunidad permite o no la ubicación de pisos turísticos. Veremos qué sucede, pero creo que tampoco podemos pasar la pelota a la comunidad de vecinos, donde sabemos que, en muchas ocasiones, la concordia es un elemento muy frágil.

34044799690_f830a1bba1_zLas ciudades no pueden perder su identidad ni sus raíces arrastradas por el tsunami de la globalización. Debemos salvaguardar nuestro carácter de ciudades habitables y habitadas por sus locales. Tenemos que buscar soluciones a la presión que lleva a algunas zonas a convertirse en auténticos parques temáticos. Aunque esta última expresión está muy de moda, también en San Sebastián, creo que tenemos que ser honestos y ser capaces de distinguir cuándo una zona tiene un riesgo de gentrificación intensiva durante todo el año, y cuándo se convierte en una zona muy visitada durante unos meses, pero que durante el resto del año mantiene su vida, su vecindario, su comercio y su identidad.

Supongo que es compresible que en el caso de San Sebastián el fenómeno de las viviendas de uso turístico y su regulación sean objeto de especial interés. Lo es porque si ya arrastrábamos  un problema con el precio de la vivienda desde hace muchos años, la suma de este nuevo fenómeno puede agravar, más si cabe, esta situación. Y eso afecta directamente a los más jóvenes.

Es por eso que la cuestión de la vivienda adquiere una especial relevancia en nuestro caso. Y nos exige además buscar respuestas. Diría que nuevas respuestas que vayan más allá de la promoción de la construcción de nuevas viviendas, sean estas libres, tasadas o protegidas.

Es lo que trata de hacer el Plan de Vivienda que acabamos de definir. Se parte del análisis de la Ciudad construida y se pone en relación con la realidad actual. La realidad actual nos dice que como consecuencia del paulatino envejecimiento de la población, cada vez es mayor el número de vivienda de gran metraje con un solo inquilino. La flexibilización de las normas sobre división de vivienda podría por lo tanto optimizar la utilización de lo ya construido, además de permitir abordar proyectos de rehabilitación de vivienda que de otro modo serían inabordables.

Este Plan de Vivienda marca el camino a seguir, y sin duda es uno de los principales proyectos que será necesario abordar de cara a la próxima legislatura.

Ya he mencionado que tenemos una relación de 2,5 entre el barrio más “rico” y el más “pobre” en términos de renta familiar. Se puede afirmar por tanto que Donostia es una Ciudad sin enormes diferencias sociales, pero tenemos que trabajar para luchar contra las diferentes formas de exclusión social.

Y este es un reto que debemos afrontar de forma colectiva, no únicamente desde las instituciones. Gipuzkoa es un territorio en el que el llamado “tercer sector” tiene una enorme fortaleza. Tenemos una sociedad civil con una enorme capacidad de articular respuestas a distintas situaciones, y nuestro modelo se basa en la colaboración permanente con ese potente “tercer sector”. En definitiva, creo que debemos seguir trabajando en un modelo de gobernanza público / privada para actuar sobre las situaciones de exclusión más extremas, pero también debemos aprender nuevas formas de trabajar preventivamente evitando que caigan en la exclusión personas o colectivos con grave riesgo de hacerlo.

38171925975_f678d80e35_zY en este punto quiero hacer referencia a un fenómeno que durante los últimos meses ha tenido especial incidencia en Donostia. Como tantas otras ciudades, durante el verano y también ahora, nos hemos convertido en ciudad de paso para muchas personas en su largo viaje entre África y Europa. Pero es previsible que además de ser lugar “de paso”, seamos a no mucho tardar también Ciudad de destino.

Y debo reconocer que ante este enorme reto, en muchos momentos los municipios nos sentimos indefensos. A fin de cuentas, somos el eslabón al que se le reclama la atención de las personas migrantes, pero no hay, en mi  opinión, políticas claras, definidas ni decididas, para dar respuesta a este fenómeno que no puede ser abordado desde el ámbito únicamente municipal, ni autonómico ni, si me apuran, estatal. Este es un problema Europeo que no está recibiendo la respuesta que se merece, y somos, además de las propias personas migrantes, las Ciudades las que sufrimos las consecuencias más directas.

Donostia siempre ha estado dispuesta a comprometerse para dar respuesta a estas situaciones, como lo estuvo a la hora de dar respuesta a la crisis de los refugiados, pero lo cierto es que en ocasiones nos sentimos muy solos a la hora de tratar de hacerlo, y además, sin poder saber cuáles son las situaciones a las que podemos enfrentarnos. Y esto no debería improvisarse.

Como Ciudad firmante del pacto de Alcaldes contra el cambio climático en la cumbre del clima de París, venimos trabajando intensamente en un ambicioso plan para reducir emisiones denominado Klima 2050. Sabemos que en nuestro caso, el modelo de movilidad es precisamente uno de los pilares sobre los que debemos actuar, puesto que es la mayor fuente de emisiones en nuestra Ciudad.

No caben discusiones, hay que actuar profundamente para modificar la forma en la que nos movemos. Ello además nos proporcionará una mayor calidad de vida.

Hemos entrado de lleno en esa transformación. Por una parte con la apuesta por el transporte ferroviario. La construcción de la pasante ferroviaria de cercanías que denominamos Topo está ya en  marcha. Para 2022 el área metropolitana de Donostia, con una población cercana a las 400.000 personas contará con un potente medio de transporte público que “coserá” nuestro Territorio hasta la frontera.

Estamos a las puertas de la tan esperada llegada del Tren de Alta Velocidad en 2023, y la finalización un poco antes de la conexión con la red transeuropea que se está acometiendo en este momento.

16719446204_afa4a1d17f_zIndependientemente de la posiciones que unos u otros puedan mantener sobre la situación del Aeropuerto de San Sebastián en Hondarribia, es más que evidente que las limitaciones derivadas de su compleja ubicación hacen que esta infraestructura presente serias limitaciones a la hora de mejorar las comunicaciones exteriores de nuestra Ciudad. Es por ello que la llegada del tren de alta velocidad adquiere en nuestro caso una especial relevancia. Diría que es vital.

Simultáneamente a las obras de construcción del Tren de Alta Velocidad se desarrollan las obras de implantación del tercer hilo desde Irún, lo cual permitirá la desaparición de la frontera ferroviaria con el resto de Europa en un futuro muy próximo. Hemos empezado ya a pensar en las operaciones que esa nueva realidad nos va a permitir. Es por tanto hora de empezar a diseñar los nuevos servicios transfronterizos que harán más real que nunca el proyecto de la Eurociudad entre Donostia y Bayona.

Junto a las actuaciones ferroviarias, la otra gran apuesta es la de la  movilidad eléctrica. Una clara apuesta en la que nos hemos embarcado junto con otras instituciones y en colaboración con el tejido empresarial del Territorio. Me permitirán que presuma de Territorio en este punto, puesto que puedo afirmar sin riesgo a equivocarme, que contamos con el “know-how” y con empresas punteras a nivel mundial. Estamos decididos a apostar por la transformación del transporte público urbano en eléctrico y lo estamos haciendo de la mano con las empresas locales, a las que nuestra Ciudad les sirve de laboratorio y escaparate.

Dentro de unos meses, un autobús urbano va a arder en el Boulevard donostiarra. Agentes antidisturbios y encapuchados parapetados tras las barricadas volverán a lanzarse pelotas de goma, piedras y cócteles molotov. Mientras, varios ciudadanos caminan a pocos metros intentando sortear como pueden los graves incidentes, habituales en el centro de la ciudad. Hay heridos y varios detenidos.

Afortunadamente, esta escena no será real. Pertenece a la grabación de una serie de ficción que tiene una de sus localizaciones en Donostia. Corresponde a la adaptación televisiva de la novela ‘Patria’, del donostiarra Fernando Aramburu, y cuyo guionista para la pequeña pantalla es otro donostiarra, Aitor Gabilondo.

No sé con exactitud si esta escena será una de las que el equipo de ‘Patria’ va a rodar, pero es muy probable que sí. Lo que les puedo afirmar es que muchas de las escenas de la serie se van a grabar en nuestra ciudad, porque así me lo trasladó el propio Aitor Gabilondo recientemente.

Me he permitido esta pequeña licencia para introducir mi  intervención sobre la convivencia en este Foro, trayendo hasta el presente una imagen que parece ya olvidada, pero que pertenece a nuestro pasado reciente. Un pasado muy próximo en el tiempo pero que, afortunadamente, es ya historia en nuestra ciudad y nuestro país.

26539051209_6ecf49bfac_zSan Sebastián tiene el triste honor de ser la ciudad vasca con más asesinatos vinculados a la violencia de origen político entre 1960 y 2010. La inmensa mayoría, 107, han sido asesinatos cometidos por ETA, ETA político militar, ETA militar, y Comandos Autónomos. Otros 4 son obra de otros grupos violentos como ATE, GAL, GAE o el Batallón Vasco Español; 11 más obedecen a muertes causadas por fuerzas de seguridad; 4 son de autoría dudosa o desconocida. 126 muertes en una ciudad de 186.000 habitantes.

Más allá de los fríos números, sin embargo, creo que esta realidad merece una profunda reflexión desde el presente: ahora que hablamos de la Memoria Histórica, -ese concepto que siempre vinculamos con otras épocas también oscuras pero más lejanas en el tiempo-, también tenemos que reivindicar la Memoria de nuestra historia cercana. Aquella que, desde finales de los años 60 hasta 2001, fecha del último asesinato cometido en nuestra ciudad, ha dejado un reguero de dolor, de víctimas, de familias destrozadas, de vidas arruinadas. Y todo ello, para nada. Ninguno de los asesinatos, muertes, secuestros, han obtenido ni un solo logro más allá del de destrozar a seres humanos.

Por ello, sin ningún complejo ni ningún paño caliente, en nuestra condición de ciudad vasca más golpeada por la violencia, creo que es necesario que también seamos un espacio de memoria y reparación, en el que se vayan restañando las heridas, y que nuestras calles encuentren lugares para el recuerdo de las víctimas, donde puedan ver recogida su dignidad que nadie, en nombre de ninguna causa, les debió de arrebatar.

Desde el Ayuntamiento que presido, hemos trabajado durante toda la legislatura por buscar esos espacios en los que las víctimas vean reconocido a su familiar perdido, y encuentren un lugar para esa justicia y esa reparación de la que son merecedores. Espero que pronto podamos dar un nuevo paso en ese empeño.

Si he traído a colación nuestro duro pasado ligado a la violencia, es porque quiero reivindicar que hoy, San Sebastián es una ciudad de convivencia. Más allá del tópico, puedo afirmar que lo es, en muchos aspectos. Una convivencia política, social, lingüística, cultural…

39603454232_2ea730d317_zLa Donostia Capital Europea de la Cultura, lo fue con un programa basado en un lema: cultura para la convivencia. Este programa fue seleccionado en 2009 por la Unión Europea, todavía en un contexto en el que aún no se vislumbraba el final de ETA. Se premió así la apuesta de una ciudad por usar la cultura como herramienta para la transformación social y como vehículo para abrir espacios de diálogo donde antes había confrontación. La realidad política y social durante el año de la Capitalidad fue muy diferente al momento en el que la ciudad resultó elegida: disfrutábamos ya de un periodo sin violencia, y la expectativa de la próxima desaparición de ETA era real.

Algunos de los programas de la Capitalidad Cultural exploraban los territorios de la confrontación y el abrazo. Recuerdo, por ejemplo, el vívido intercambio de reflexiones que dos intelectuales donostiarras, el antes citado Fernando Aramburu y el escritor euskaldun Ramon Saizarbitoria, protagonizaron en la librería ‘Lagun’. Fue uno de los momentos, para mí, más brillantes de la Capitalidad, con dos visiones diferentes sobre la literatura, pero también sobre la sociedad que la inspira y acoge. Fue un encuentro absolutamente sincero, duro, pero necesario, que quedó recogido para la posteridad y que les animo a buscar en Internet porque les aseguro que merece la pena revivir.

Otro de los proyectos que más poso dejó durante el 2016 fue un programa llamado ‘Adiorik gabe / Sin adiós’. A través de representaciones artísticas en un escenario, la música y los recuerdos traían la memoria de varias víctimas de la violencia y el terrorismo, con nombres y apellidos, de los que se recordaban, precisamente, sus gustos, sus aficiones, sus ideas, pero también su intimidad familiar y personal. Fue una manera descarnada, respetuosa pero brillante, de rescatar del olvido a las personas que fueron vilmente asesinadas. Les puedo asegurar que en cada una de las tres representaciones realizadas, muchas personas vivieron, vivimos, una transformación catártica.

Hoy, San Sebastián, es una ciudad de esperanza. Lo es, porque en nuestras calles la gente puede caminar con libertad. Hoy es el día en el que el Alcalde de San Sebastián puede andar por su ciudad sin escoltas, al contrario de lo que tuvieron que vivir algunos de los anteriores, cuando no podían pisar algunas zonas de su propia ciudad. Las diferencias políticas se dirimen en las instituciones. Y los y las donostiarras realizamos diariamente un ejercicio inconsciente pero real de convivencia. En el ámbito laboral, en el universitario, en el deportivo, en el social, en el ocio, en la reunión vecinal, en la sociedad gastronómica…

Pero quedan cosas por hacer. La educación de los más jóvenes es, sin duda, una de ellas. No podemos permitir que las nuevas generaciones no conozcan lo que ha ocurrido aquí hasta antes de ayer. Es nuestra obligación. Pero, parafraseando a una persona que está hoy aquí entre nosotros, las cosas, para hacerse bien, necesitan tiempo. Evidentemente, sólo el tiempo no es garantía de que las cosas, en este ámbito, se van a hacer bien. Pero no es menos cierto que para poder ver las cosas con perspectiva, es necesario tener una cierta distancia temporal para valorar aquello que se está haciendo bien y corregir aquello en lo que se está errando.

Creo que no me equivoco si afirmo que la mayor parte de la sociedad vasca ha pasado la página de la violencia, la negra página de ETA. Pero pasar página no significa olvidar. No creo que nadie, o casi nadie, haya olvidado. Pero creo que la combinación de las políticas institucionales en el ámbito del recuerdo y la memoria, en el de la educación, con un reposo tras más de 40 años de violencia, pueden llevarnos a un horizonte en el que el relato que finalmente se apodere sea el de la verdad, la justicia y la reparación. Ello tiene que llevar, inevitablemente, a abrir cajones que a veces resulten incómodos: también ha habido abusos policiales, también han existido zonas oscuras en los aparatos del Estado. Y para que esa memoria se convierta en algún momento en reparación, también habrá que hincarle el diente a eso y hacer justicia, sin temor. La Democracia sale fortalecida cuando se depuran responsabilidades, también de los servidores del Estado de Derecho.

Hace pocos meses, recordábamos en un sencillo acto en la compañía municipal de autobuses a dos trabajadores, dos chóferes, muertos durante los años violentos: uno, Mikel Zabalza: detenido por la Guardia Civil, hallado muerto poco después en el río Bidasoa, en una muerte que aún no ha sido judicialmente esclarecida; el otro, Ángel Portugal: un conductor de autobús fallecido a consecuencia de un infarto poco después de que el vehículo que conducía fuera asaltado por unos encapuchados. Al homenaje acudieron todos los partidos del Ayuntamiento: desde el PP a EH Bildu. Todos compartimos junto a las dos familias el mismo espacio y la denuncia de que esas muertes nunca debieron de ocurrir. Para mí, es un motivo para la esperanza, que permite soñar con un futuro en el que dos mundos, dos realidades, simbolizadas por esas dos madres de la novela ‘Patria’, antaño amigas y a quienes la vida les situó en las antípodas, se funden en un silencioso abrazo compartiendo su dolor y su consuelo.

Pero trabajar por la convivencia también nos exige a todos avanzar en dar respuestas políticas a cuestiones que todavía quedan pendientes. Seria un gran error pensar que no nos queda nada por resolver. Y muchas veces observo, no sin cierta desesperación, que eso es lo que algunos piensan.

Podríamos decir que superada la negra etapa de ETA, Euskadi vive una fase de ‘descompresión’ política, que algunos han venido a denominar ‘el oasis vasco’. Se ha puesto como ejemplo, a veces con mala intención, para contraponerlo a la confrontación política que vive Cataluña.

Eneko Goia Nueva Economía ForumPero esa situación no puede devenir en una parálisis, ni la respuesta puede ser un ‘no a todo’. El no por el no, la inacción, la apelación al consenso sin contenidos, no se pueden convertir en las respuestas que desde el Estado se dé a la aspiración legítima que una parte importante que el pueblo vasco puede tener para actualizar su autogobierno.

Desgraciadamente, esas actitudes han derivado, en el caso de Cataluña, en una situación insostenible, y las alarmas saltaron cuando ya era demasiado tarde para el encuentro.

Euskadi está haciendo su camino. Como es conocido el Parlamento Vasco viene trabajando desde hace varios meses en una ponencia que busca la actualización del Pacto Estatutario. Todos somos conscientes de las dificultades. Pero creo que sería un gran error, otro más, que el Estado no fuera capaz de ofrecer respuestas a una realidad, la de un Estado plurinacional y con sentimientos de pertenencia distintos, desde la política y desde la democracia.

18743460766_fc7fd65bc5_oNo quisiera finalizar mi intervención dejando un poso de desaliento en este Foro, pero mentiría si no dijera que los tiempos que vivimos en política me producen una enorme desazón. A nivel mundial y en la política española asistimos a un lamentable espectáculo en el que resulta imposible debatir con argumentos, analizar profundamente los temas, proponer soluciones reales y tomar decisiones. Vivimos bajo la inmediatez de un tuit, el posturéo permanente, la descalificación personal y la dictadura de la imagen.

Entré en política porque creo en ella. Creo en la política como instrumento para la transformación, para la convivencia, para el acuerdo, el progreso y el bienestar de la comunidad a la que pertenecemos. Y la sigo reivindicando como tal. Con mayúsculas. Porque hoy es más necesaria que nunca. Me asusta pensar en las consecuencias que lo que hoy estamos viviendo puede acarrear sobre nuestros hijos, y me niego a aceptarlas. No sin pelear y defender que la política debe estar al servicio de los ciudadanos, en San Sebastián y en todo el mundo.

Eskerrikasko.

 

 

 

 

 

Un pacto por la conservación del patrimonio de la ciudad

Me atrevería a afirmar, sin riesgo a equivocarme, que pocas cosas hay en San Sebastián que conciten mayor consenso y acuerdo que la necesidad de preservar nuestro patrimonio artístico y arquitectónico. La inmensa mayoría de los colectivos, asociaciones, particulares e instituciones académicas con los que he podido abordar la cuestión, y, también, la totalidad de los partidos políticos, compartimos, junto a un gran número de donostiarras, la voluntad y el deseo de que nuestra ciudad no pierda su esencia histórica, encarnada en multitud de edificios singulares y demás elementos arquitectónicos que conforman uno de los entornos urbanos más bellos y singulares de Europa. El interés que ha suscitado la exposición ‘La ciudad que perdimos’, en el marco de la recién clausurada Bienal de Arquitectura, es una muestra de esa sensibilidad que existe en la ciudad.

Este consenso y esta preocupación no son recientes. Sin remontarnos mucho en el calendario, el Ayuntamiento aprobó por unanimidad en 2014 el Plan Especial de Protección del Patrimonio Construido (PEPPUC), que salvaguarda, en diferentes grados de protección, un total de 1.057 construcciones. El equipo de gobierno, además, está tramitando una ampliación de este documento con otras 47 fichas con el objetivo, entre otros, de proteger las villas de Ondarreta.

No comparto por tanto la pretensión de algunos colectivos que quieren trasladar la sensación de que no existe una protección suficiente en la ciudad y de que, prácticamente toda ella, está en peligro y con riesgo de desaparecer. La singularidad de lo que es hoy nuestra ciudad está a salvo. Un ejemplo: la nueva estación del Tren de Alta Velocidad va construirse conservando y protegiendo la actual Estación del Norte, por su carácter histórico, su valor arquitectónico y propio de una época, y va a estar incardinada además con el edificio de Tabakalera.  Es un ejemplo de cómo lo nuevo y lo histórico pueden convivir y dialogar.

Creo necesario sin embargo introducir ciertas dosis de sensatez en este debate, para que su derivada pública e institucional no se convierta en una carrera para ver quién es “el más protector de la clase”. Pese a lo obvio, es preciso recordar que en esta cuestión está en juego, junto al interés público, el derecho a la propiedad, elementos básicos ambos para el buen funcionamiento de nuestro sistema. Y que una aplicación arbitraria del legislador de su competencia protectora puede conllevar en un futuro gravosas consecuencias económicas para las arcas públicas y, en definitiva, para el interés general que se pretende defender.

También es oportuno señalar que no podemos caer en el proteccionismo a ultranza, que deviene indefectiblemente en una ciudad congelada en el tiempo. De aplicarse estos criterios, todavía no se habrían derribado las murallas de la ciudad vieja, no se hubieran construido los diferentes ensanches, ni se habrían abordado toda una serie de actuaciones que, -es de justicia reconocer por respeto a nuestros predecesores-, se han realizado con buen juicio y sentido del mejor urbanismo. Toda ciudad debe de tener una ‘tasa de reposición’ de sus edificios y elementos urbanos, aquella parte de su espacio público que debe renovarse y urbanizarse conforme a las necesidades funcionales de la ciudad o al uso que de ella hagan sus habitantes. La medida justa está en que esa tasa respete el pasado valioso, se proyecte al futuro y, por supuesto, introduzca elementos aún mejores que los que han desaparecido.

Cosa distinta es que podamos ir más allá en el trabajo realizado hasta ahora. Creo que estamos en condiciones de hacerlo, y de hacerlo bien. Por ello, entiendo necesario que los diferentes agentes involucrados en esta cuestión –instituciones, academia, colegios  profesionales, asociaciones y personas interesadas- desarrollemos un trabajo para ampliar el PEPPUC. Un trabajo que, a mi juicio, debería sustentarse en tres pilares. El rigor técnico e histórico, para alejar el fantasma del voluntarismo o la arbitrariedad. El consenso, profesional, académico y político. Y la seguridad jurídica, para evitar futuros pleitos y eventuales responsabilidades patrimoniales.

San Sebastián dispone de un entramado privilegiado para abordar con valentía y sentido común este debate: disponemos de un Colegio de Arquitectos, una Escuela de Arquitectura de la UPV, -pronto dispondremos además del Instituto Vasco de la Arquitectura-, además de un recorrido histórico institucional que cuenta con bases sólidas. Además, podemos contar con la aportación de colectivos y asociaciones que, planteados desde la sensatez, pueden contribuir a lograr el objetivo que todos perseguimos, que no es otro que ofrecer a las próximas generaciones una ciudad de la que puedan seguir sintiéndose orgullosos.

Por todo ello, como alcalde, muestro mi disposición para acometer esta cuestión sin dilación, de una forma ordenada y rigurosa, y a poner los medios necesarios para conseguir el objetivo que compartimos todos quienes amamos y sentimos nuestra ciudad, que no es otro que el de buscar el equilibrio entre la protección de lo que merecer ser protegido y la necesaria evolución de la ciudad.

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No existe proyecto más ambicioso para una ciudad que la convivencia

Invitado por ‘Forum Europa, Tribuna Euskadi’, el lunes 16 de octubre, tuve la oportunidad de detallar, ante más de un centenar de personas de distintos ámbitos, mi visión del momento actual de nuestra ciudad. Aquí os dejo mi discurso integro.


Han pasado ya más de dos años desde mi última participación en este Foro. En aquella ocasión, comparecía a este encuentro en calidad de candidato a Alcalde por EAJ-PNV. Hoy lo hago por primera vez como Alcalde de San Sebastián, y con la introducción de mi buen amigo y compañero Juan Mari Aburto, Alcalde de Bilbao. Quiero en primer lugar agradecer la disposición de Juan Mari a la hora de hacer la presentación de esta intervención. Para mi, además de su amistad, representa muy bien el espíritu de la relación que existe y debe existir entre nuestras dos Ciudades, el de la colaboración y participación en un proyecto compartido que es nuestro País, Euskadi.

Goia y AburtoComo señalaba, han pasado ya más de dos años desde que asumí la Alcaldía de Donostia. 28 meses intensos, pero creo que fructíferos.

Tras una legislatura complicada y un resultado electoral contundente, fue mi primera intención dotar de estabilidad a la gestión municipal. Con ese objetivo, tras la sesión constitutiva se abrió la negociación para formar un Gobierno Municipal de amplia base. Una semana más tarde se firmo el acuerdo de coalición con el Partido Socialista, segunda fuerza en el Ayuntamiento de San Sebastián. Un acuerdo que permite contar con un amplio respaldo del Pleno, 16 de los 27 concejales, y también un amplio respaldo social. Concretamente, los dos grupos ostentan la representación del 55,05% de los votos.

Ha sido un acuerdo positivo y fructífero para la Ciudad, que se materializa en un programa de Gobierno elaborado entre ambas fuerzas y que es la que guía la actuación de Gobierno municipal.

A la hora de hacer un balance de la legislatura, creo que resulta imprescindible tomar como referencia dicho programa. Debo decir que efectivamente, los dos grupos nos hemos comprometido en el cumplimiento del mismo, y ello ha facilitado el buen funcionamiento y la relación entre ambos. Cuando se me pregunta si existen diferencias entre ambos grupos, siempre contesto que si. Es natural, por algo representamos dos opciones políticas diferentes. Pero dos opciones políticas diferentes que son capaces de llegar a acuerdos en torno a los principales retos que tiene nuestra Ciudad.

 

Estrategia DSS2020:

Recuerdo que en la anterior ocasión en este Forum manifestaba mi preocupación por la crisis económica que sufría nuestra Ciudad y nuestro País, y consideraba prioritario fijar las bases sobre las que Donostia debía asentar su prosperidad futura. Citaba cuatro pilares:

  • Donostia como complemento a la actividad industrial del Territorio
  • El Turismo como fuente de riqueza
  • Ciudad de eventos
  • Ciudad de la Cultura

En estos dos años largos, creo que la realidad ha confirmado la vigencia de esa apuesta. Una apuesta compartida, en la que la actuación municipal busca liderar, impulsar y acompañar.

Con ese objetivo, durante este año se ha procedido a actualizar en Plan Estratégico de la Ciudad, contando para ello con todos los agentes representados en el Consejo Social de la Ciudad liderado por Pedro Miguel Etxenike.

La visión compartida de la Ciudad que recoge ese Plan Estratégico contiene, entre otras, las siguientes afirmaciones:

“Una Ciudad abierta, acogedora, dinámica, diversa y cosmopolita; con carácter e identidad que ha sabido, al mismo tiempo, conservar y potenciar sus señas de identidad propias, donde destaca el impulso por la cultura vasca y el euskera”.

“Una Ciudad competitiva, que lidera el territorio de Gipuzkoa, conectada con el resto de las ciudades vascas, la eurociudad e integrada en Europa. Líder y referente internacional como modelo sostenible de turismo histórico basado en la autenticidad y la excelencia del destino y el equilibrio con la calidad de vida de sus habitantes”.

“Una Ciudad que ha sabido generar, también, toda una economía ligada a la I+D+i como cabecera de la capacidad industrial del territorio de Gipuzkoa, habiéndose convertido en una referencia internacional en ciencia y tecnología, los servicios avanzados y en las actividades ligadas a la economía creativa”.

Estas afirmaciones, dibujan la Ciudad hacia la que deseamos caminar, y que en definitiva, orientan la actuación del propio Ayuntamiento, en aras a lograr “una ciudad en la que cada persona pueda desarrollar su proyecto de vida en las mejores condiciones posibles (vivienda y trabajo dignos, ocio y cultura accesibles)”.

Estado Actual de la Ciudad:

A la hora de valorar la situación actual de Donostia con respecto a la existente hace 28 meses, creo que nadie puede negar que dicha situación es notablemente mejor.

Está afirmación se soporta en datos, no en impresiones. Dicho lo cual, hay que señalar que evidentemente esto no se debe a la actuación de un Gobierno Municipal en exclusiva. Sería muy pretencioso por mi parte realizar tal afirmación. Es evidente que se ha producido una salida de la crisis (aunque no completa) que obedece a muy diversos factores, pero no es menos cierto que la estabilidad institucional y la acción del Gobierno han acompañado esa recuperación.

Donostia es hoy la capital de la C.A.V. que tiene la menor tasa de desempleo. Al cierre del año 2016 el desempleo en nuestra Ciudad se situaba en el 10,6% y en este ejercicio ha descendido ya por debajo del 10%. Es cierto que el punto de partida de Donostia era mejor que el de las otras dos capitales vascas, pero no es menos cierto que la progresión del descenso en las tasas de desempleo ha sido mayor estos últimos tres años en nuestra Ciudad.

Los diversos indicadores que se recogen en  el “Barómetro de la economía urbana 2016” publicado por la Sociedad de Fomento de San Sebastián muestran bien a las claras una recuperación de la actividad económica en la Ciudad, una activación de la inversión y de la capacidad de atracción de la misma en todos los ámbitos.

Cuando hablamos de inversiones, en demasiados ocasiones se fija la atención en aquellas relacionadas con el sector turístico (los numerosos hoteles proyectados en la Ciudad), y sin embargo pasan desapercibidas otras inversiones relacionadas con la tecnología y la investigación. Es un dato reseñable que el Parque Tecnológico de Miramón se vaya acercando a su colmatación tras la ampliación de algunas de sus actividades (Citedec o Graphenea) y la implantación de nuevas (Asklepios Biopharmaceutical).

Esta evolución positiva, unida al elevado nivel de formación de la población, hace vislumbrar un horizonte lleno de posibilidades. En efecto, el colectivo de personas con estudios medios superiores y/o superiores representa en Donostia el 34% de la población, 10 puntos porcentuales más que el resto de  Gipuzkoa y 9 puntos más que el conjunto de Euskadi.

Aunque la situación es notablemente mejor que la de hace tres años, también existen  factores a tener especialmente en cuenta de cara a futuro:

1.- Por una parte, el paulatino envejecimiento de la población.  Este es un dato que sin ser exclusivo de Donostia, presenta en nuestro caso cifras superiores a las del entorno.

Esta es una realidad que nos obliga a repensar nuestra ciudad. Y no exclusivamente desde el punto de vista de los cuidados que una población cada vez más envejecida va a requerir, que también, sino desde la perspectiva del papel activo que esa población debe jugar en favor de la comunidad.

2.- La dificultad a la hora de retener el talento que la propia Ciudad es capaz de generar. Un fenómeno que hemos sufrido con especial intensidad durante los años más duros de la crisis y que ahora estamos en disposición de revertir. Esta es una de las principales apuestas que junto con el Gobierno Vasco y Diputación Foral de Gipuzkoa compartimos.

3.- Y finalmente, el encarecimiento del precio de la vivienda. Es la otra cara de la recuperación económica, que ya se deja sentir en nuestros municipios. Más allá de los datos sobre la evolución del precio de la vivienda, que parte en nuestro caso de una posición elevada, la encuesta de percepción ciudadana elaborada por la oficina del plan estratégico de Donostia sitúa esta cuestión como una de las peor valoradas. Es más, frente al resto de indicadores, es el que notablemente rebaja el grado de satisfacción medio de nuestros ciudadanos.

Más allá de las percepciones, este es un dato que me preocupa, principalmente porque implica una gran dificultad para los jóvenes a la hora de poder desarrollar su proyecto de vida en Donostia.

Soy consciente de que ésta es una cuestión en la que nunca ha sido sencillo obtener resultados. Pero también soy consciente de que una administración debe hacer todo lo que esté en su mano para posibilitar el acceso a la vivienda. Donostia ha hecho un gran esfuerzo durante estos últimos años, y hoy dispone de un parque de cerca de 2.000 viviendas públicas en régimen de alquiler que queremos seguir ampliando. Y durante esta legislatura se están dando importantes pasos, fundamentalmente con el desarrollo de Txomin Enea, cuya primera fase está ya  muy avanzada, y cuya segunda fase quisiéramos iniciar lo antes posible, a expensas de que se produzca el traslado del centro penitenciario de Martutene que nunca llega.

Pero este es un esfuerzo que requiere también de la implicación del Gobierno Vasco, con el que se cuenta y esperamos seguir contando también en el futuro.

Y más allá de la promoción de la vivienda pública, también es el momento de ejercer como Ciudad las potestades de planificación urbanística de las que disponemos. Y lo digo sin caer en los excesos y alarmas que algunos quieren generar, pero siendo precavidos y regulando adecuadamente fenómenos que pueden provocar efectos negativos sobre el precio de la vivienda. Ese es, entre otros, el objetivo que persigue la Ordenanza Reguladora de las viviendas de uso turístico que en este momento se está tramitando y debatiendo en el Ayuntamiento. Y también otras reflexiones que sobre el planeamiento se han puesto en este momento sobre la mesa.

El Turismo:

Esta reflexión sobre los principales retos que tenemos entre manos como Ciudad me llevan a tratar una cuestión que ha resultado de máximo interés informativo durante este verano. Ha sido, bajo mi punto de vista, una cuestión utilizada políticamente, de forma inadecuada y amplificada de forma injustificada por la falta de otras noticias.

Espero y deseo, que apagados los ecos del verano, este otoño nos proporcione un contexto más adecuado para tratar esta cuestión, y si fuera necesario, debatir con rigor sobre lo que representa.

Es innegable que el turismo es responsable en gran parte de la reactivación económica de Donostia. El incremento de visitantes que ha registrado la Ciudad durante estos últimos años ha sido notable, siendo especialmente significativos los incrementos registrados en 2015 y 2016. En este año 2017 se ha registrado todavía un ligero incremento, pero el salto fundamental se ha producido durante los dos ejercicios anteriores.

Por proporcionar un dato cierto y contrastable, las pernoctaciones en establecimientos hoteleros se han incrementado en un 33% entre 2011 y 2016. Además, el origen de las personas que realizan esas pernoctaciones ha evolucionado de tal manera que hoy en día el 55% son ya de origen extranjero.

Se estima que en la actualidad el turismo representa el 12% del P.I.B. de nuestra Ciudad.

El turismo representa por tanto una importante fuente de ingresos para Donostia. Y estoy convencido de que va a seguir siendo así, si somos capaces de hacerlo bien.

La vocación turística de Donostia es innegable. Durante años hemos suspirado por poner en valor toda nuestra capacidad de atracción. El éxito que hoy conocemos es para mi, en primer lugar motivo de alegría.  No entiendo las posiciones políticas de quienes parecen lamentarse de dicho éxito. Es más, creo que en algunas ocasiones algunos discursos son una auténtica irresponsabilidad.

Pero también soy consciente de que los debates viciados no deben impedir  que hagamos una reflexión sensata y serena.

Y de hecho, es lo que se ha propiciado desde el propio Ayuntamiento. Este mismo año, tras finalizar el periodo de vigencia del anterior Plan de Turismo, se ha aprobado el nuevo Plan 2017-2021.

El Plan anterior centraba claramente sus esfuerzos en crecer. Un esfuerzo necesario y que ha obtenido un notable resultado. El actual Plan Director, elaborado con la participación de todos los agentes implicados pone el foco en la gestión del destino, haciendo especial hincapié en la autenticidad, la calidad y la sostenibilidad.

Eneko GoiaMuchas de las medidas que se van adoptando persiguen ese objetivo, como la anteriormente citada ordenanza reguladora de viviendas de uso turístico. Este tipo de oferta de alojamiento ha venido para quedarse, y debemos ser conscientes de ello. Es sin duda complementaria al resto de la oferta existente. Pero debe ser una actividad regulada, y compatible con el uso residencial existente. Al igual que el resto de actividades turísticas, que también han de ser equilibradas con el carácter eminentemente residencial de determinadas zonas de la Ciudad. Es el caso de la Parte Vieja, donde ya hemos anunciado la modificación de Plan General en aras a no permitir la implantación de nuevas actividades de este tipo en dicho ámbito.

Es competencia y obligación de un Ayuntamiento ordenar adecuadamente los distintos usos en la Ciudad, garantizando espacios adecuados para la convivencia y la actividad económica. En definitiva, hacer una Ciudad para vivir.

Suelo repetir que Donostia es una Ciudad “de verdad”, en la que viven y trabajan personas durante los 365 días al año. Y es precisamente eso lo que la hace atractiva. Proporciona una experiencia a quien la visita, una experiencia auténtica, y eso es algo que sin duda debemos ser capaces de preservar.

Donostia es una Ciudad con identidad, una identidad en la que el euskara va recuperando su espacio. En definitiva, una identidad forjada fundamentalmente por quienes la habitan y que está abierta a compartir.  Su clara apuesta por la Cultura es muestra evidente de ello.

La apuesta Cultural:

Donostia ha ejercido de capital europea de la cultura en el año 2016. Y siempre digo, que a pesar de haber sido un título con un carácter aparentemente temporal, es un sello que quedará para siempre. Dicho de otra manera, Donostia es una capital europea de la cultura a partir del año 2016 y para siempre.

Recuerdo que en numerosas ocasiones y con anterioridad a 2016 solía afirmar que la capitalidad era un buen pretexto para que la Ciudad hiciera una clara apuesta por la cultura. Sigo pensando lo mismo.

Hace dos semanas participé en un encuentro con Alcaldes de distintas Ciudades europeas en Dresde. En el mismo se hablaba sobre los modos de fortalecer la cohesión social en los municipios. Recuerdo que el Alcalde de la Ciudad holandesa de ´s-Hertogenbosch afirmaba con rotundidad que la mayor aportación que se podía realizar desde el municipio era invertir en cultura, deporte y educación.  Estoy de acuerdo. Y Donostia hace ese esfuerzo, la inversión en cultura es buen ejemplo de ello.

Ser Capital europea de la cultura ha sido un reto. Y desde muchos puntos de vista además. Un reto colectivo no exento de dificultades, tanto políticas como organizativas. Pero un reto superado. A su vez, también es un reto no concluido. En efecto, 2016 deja un importante legado que ahora debemos ser capaces de administrar.

Es posible que muchas de las cosas que nos han sucedido, y que siguen sucediendo, sean valoradas mejor según vayamos adquiriendo una mayor perspectiva, pero yo no tengo ninguna duda de que el esfuerzo ha merecido la pena.

Donostia cuenta hoy con una potente infraestructura cultural. Desde la tupida y activa red de casas de cultura, pasando por una larga lista de eventos y festivales, llegando a la gran apuesta que representa Tabakalera.

Hace ya dos años que Tabakalera abrió sus puertas. Durante estos dos años el proyecto y el espacio se han ido consolidando. Tras el año de la capitalidad, ha llegado el momento de centrar la apuesta sobre este proyecto. Un proyecto en el que Ayuntamiento, Diputación Foral y Gobierno Vasco trabajan de la mano y al que se le quiere dar un nuevo impulso con la incorporación en breve de la figura de un Director General y de nuevos contenidos ligados al diseño.

Es por tanto un proyecto que crece, y lo hace desde una perspectiva nacional con clara vocación internacional.

Una vocación internacional que va en consonancia con la vocación de la propia Ciudad.

La vocación internacional de Donostia:

Y es que a la hora de valorar las consecuencias de lo que representa para Donostia ser Capital europea de la cultura, quisiera destacar precisamente el posicionamiento y la oportunidad que se abre para Donostia desde el punto de vista internacional.

Sin lugar a dudas, y desde una perspectiva exclusivamente de Ciudad, la capitalidad ha permitido a Donostia situarse en el plano internacional, especialmente a nivel europeo. Y lo ha hecho además posicionando a nuestra Ciudad en torno a valores positivos. La imagen que hoy Donostia proyecta al exterior ha cambiado notablemente, y eso ha abierto también nuevas posibilidades a la hora de estar presente en el exterior y de colaborar con otras ciudades.

En un contexto global en el que cada vez resulta menos relevante el papel de los Estados a la hora de buscar respuestas a problemas comunes, las ciudades adquirimos cada vez un mayor protagonismo, y Donostia quiere jugar también su papel en esa nueva realidad. Como Ciudad hemos dado ya un salto importante hacia esa nueva posición, pero estoy convencido de que en los próximos años vamos a tener que redoblar esfuerzos incorporando con fuerza una área de relaciones internacionales dentro de la estructura del Ayuntamiento.

Y esto sin olvidar la realidad más próxima, que también está cambiando y en la que también 2016 ha proporcionado importantes avances. La relación y colaboración entre las ciudades de nuestro entorno ha dado nuevos pasos. Especialmente en lo que a relación transfronteriza se refiere. La cultura o el turismo han sido ámbitos en los que la colaboración se ha intensificado. Y no sólo desde el ámbito institucional, también desde el social. En este campo se nos abre un nuevo escenario que permite superar fronteras físicas, pero sobre todo mentales.

Hablando de limitaciones físicas y entrando ya en el apartado de infraestructuras, me gustaría llegados a este punto referirme a los principales retos que afrontamos de cara a los próximos años:

Comunicaciones:

Donostia es una Ciudad que en el ámbito de las infraestructuras debe centrar sus principales apuestas en la mejora de sus comunicaciones. Tanto externas como internas. Desde el punto de vista de la competitividad y también desde el punto de vista de la sostenibilidad.

Como Ciudad firmante del pacto de Alcaldes contra el cambio climático en  la cumbre del clima de París, venimos trabajando intensamente en un ambicioso plan para reducir emisiones denominado Klima 2050. El transporte es precisamente uno de los pilares sobre los que debemos actuar, siendo éste uno de los factores que pueden propiciar una notable reducción de nuestras emisiones. La apuesta por  la electrificación del transporte público es clara, siendo el proyecto europeo replicate uno del los principales exponentes de esta apuesta.

Hoy estamos en puertas de que se inicie una de las principales actuaciones de mejora del transporte publico en Donostia: La ejecución de la nueva pasante del Topo.

Durante los últimos años, la infraestructura ferroviaria en nuestro entorno ha conocido notables mejoras. Los desdoblamientos de la línea del Topo en dirección a Hendaia y la puesta en servicio de estaciones renovadas (Errekalde, Añorga, Loiola o Herrera) y nuevas estaciones (Intxaurrondo o Altza) se completará ahora con la pieza central que conectará de forma adecuada todas ellas.

La puesta en servicio de la nueva pasante está prevista para el año 2022, y como sucede en este tipo de infraestructuras, aunque ahora puedan existir dudas o incluso contestación, una vez ejecutadas se nos hace muy difícil imaginar que pudiéramos prescindir de las enormes ventajas que proporcionan.

Y es que el cambio que representa esta importante infraestructura para Donostia es de una enorme trascendencia. En primer lugar, pone en valor el ámbito metropolitano. Donostia no se reduce a sus 186.500 habitantes. Forma parte de una realidad metropolitana más amplia, una realidad que es a la que el Topo da respuesta. Aunque a veces nos cueste, a la hora de imaginar la Donostia del futuro, al menos debemos incorporar en nuestra visión Gipuzkoa y la costa labortana.

Este proyecto permite además abordar una transformación urbana de calado. Más allá de lo que representa la recuperación de la playa de vías de Easo,  nada menos que 21.000m2 en el centro de la Ciudad, dotarnos de un sistema de transporte de esta capacidad nos permite soñar con un ambicioso programa de peatonalizaciones que ahora no son posibles. No hay que irse muy lejos para ver ejemplos de lo que digo. Supongo que para algunos, la peatonaliación de la Gran Vía de Bilbao era una locura, y sin embargo hoy es una realidad, gracias entre otras cosas, a la existencia de una infraestructura como el metro.

Echado a andar el proyecto, nos toca ser cuidadosos en su ejecución, informando adecuadamente a la ciudadanía y atendiendo sus preocupaciones. Desde el Gobierno se han puesto los medios para ello en estrecha colaboración con el Ayuntamiento.

La siguiente pieza fundamental en este puzzle es el intercambiador de Riberas de Loiola, punto de conexión entre el servicio de Topo y Cercanías de Renfe. Me consta que la necesidad de esta infraestructura, reiteradamente reclamada por el Ayuntamiento de San Sebastián, está sobre la mesa de Adif a instancias del propio Gobierno Vasco.

Los próximos años serán por tanto determinantes en lo que a sistema de transporte metropolitano se refiere. Pero dentro del apartado de la mejora de las comunicaciones existe otro proyecto de vital importancia para Donostia, el tren de alta velocidad.

Independientemente de la posiciones que unos u otros puedan mantener sobre la situación del Aeropuerto de San Sebastián en Hondarribia, es más que evidente que las limitaciones derivadas de su compleja ubicación hacen que esta infraestructura presente serias limitaciones a la hora de mejorar las comunicaciones exteriores de nuestra Ciudad. Es por ello que la llegada del tren de alta velocidad adquiere en nuestro caso una especial relevancia. Lo dice claramente hasta la propia encuesta de percepción ciudadana publicada hace escasas fechas. A pesar de la existencia de un movimiento de oposición a dicha infraestructura, es la que la ciudadanía donostiarra percibe como de mayor importancia con un apoyo más que notable.

Despejadas las características de la nueva estación, completamente integrada con el resto de elementos presentes en el ámbito de Atotxa (Tabakalera, actual estación de Renfe y estación de autobuses) nos queda esperar que la redacción de proyecto y su posterior ejecución sean una realidad en el plazo de tiempo más breve posible. Además de albergar la llegada del nuevo tren, supone el remate de un punto neurálgico de la Ciudad.

Las obras de implantación del tercer hilo desde Irun avanzan mientras tanto a buen ritmo, lo cual permitirá la desaparición de la frontera ferroviaria con el resto de Europa en un futuro muy próximo. Considero que ha llegado ya la hora de empezar a pensar en las operaciones que esa nueva realidad nos va a permitir. Es por tanto hora de empezar a diseñar los nuevos servicios transfronterizos que harán más real que nunca el proyecto de la Eurociudad.

Convivencia:

No me gustaría finalizar mi intervención en este foro sin hacer referencia a una de las cuestiones que más ha cambiado durante estos últimos años en nuestro País y por tanto en nuestra Ciudad: La convivencia.

Esta semana se cumplen 6 años desde que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad. Creo que todos somos conscientes del enorme cambio que se ha producido en nuestro País desde aquel momento. También de lo rápido que nos hemos acostumbrado a esta nueva situación. La que hasta hace no tanto tiempo era una de nuestras principales preocupaciones ha desaparecido ya del ranking de las encuestas. Hoy Euskadi vive esta nueva situación con alivio y tranquilidad. Y sin embargo, he de decir que a mi eso me preocupa. Y me preocupa porque la excesiva relajación puede hacernos pensar que ya no queda nada por hacer.

Y no es así. Si queremos consolidar un escenario de paz, tenemos la obligación de afrontar las cuestiones que quedan pendientes:

Por una parte, la revisión crítica del pasado. No como elemento de reproche mutuo, sino como forma de asentar firmemente las bases de nuestra convivencia en el respeto a todos los Derechos Humanos. En este sentido, Donostia quiere hacer también su aportación con el nuevo Centro de recursos pedagógicos sobre Derechos humanos ubicado en la Casa de la Paz y de los Derechos Humanos de Aiete.

El reconocimiento a las víctimas. A todas las víctimas sin exclusión. Nos queda trabajo por hacer en este campo, pasando de lo general a lo particular. Donostia ostenta el triste título de ser la Ciudad Vasca con el mayor número de víctimas de la violencia en los últimos años, y eso nos obliga a trabajar intensamente en este ámbito.

La superación de las consecuencias de lo vivido. La desaparición de ETA y el cambio en la política penitenciaria. La disolución de ETA es todavía una cuestión pendiente, que sin duda supondría un paso en la buena dirección. Pero creo que también es hora de que abordar un cambio profundo en la política penitenciaria. Es necesario dar pasos también en este campo que ayuden a superar situaciones que  pueden facilitar el objetivo de la normalización.

Tenemos que ser capaces de trabajar las bases para la convivencia. Y hacerlo activamente. Cada uno desde su responsabilidad.

Me gustaría terminar esta intervención con ese mensaje que en 2016 nuestra Ciudad lanzaba y que quiere seguir lanzando, el de la cultura para convivir:

“Convivir es ese espacio que surge de la suma entre tu y yo. Es aprender a vivir juntos. Relacionarnos y comprender otros puntos de vista aunque no los compartamos. Convivir es unirnos para realizar proyectos comunes en beneficio de todos. Perdón por la obviedad, pero convivir es vivir con. Con todas aquellas personas que, en resumen, podríamos catalogar como los otros. La capacidad de compartir el espacio físico y mental en armonía. Superar los conflictos y formar juntos una comunidad. Un proyecto de vida en común.”

En definitiva, no existe proyecto más ambicioso para una Ciudad que la convivencia.

Forum Europa
Urtaran, Aburto y Goia

Tambor de Oro: una explicación, una reflexión y una disculpa

El poco edificante espectáculo que hemos ofrecido en torno a la elección del Tambor de Oro de este año nos debe hacer reflexionar a todos. El cúmulo de actuaciones que han derivado en un resultado ya conocido no son el mejor ejemplo ni algo de lo que como ciudad nos podamos sentir orgullosos.

Como alcalde, asumo en primera persona los errores cometidos y las consecuencias acarreadas. Me produce especial tristeza por la situación en la que se ha visto envuelta una profesional de la talla de Angels Barceló, cuyo cariño por nuestra ciudad, me consta, viene de lejos. Ni ella se merece verse envuelta en una polémica como la vivida esta semana, ni nuestra ciudad debe ser protagonista de una imagen nada positiva.

Más allá de estas reflexiones, me gustaría pensar que de lo sucedido podamos extraer consecuencias que nos ayuden en el futuro. Como en la vida, de los errores se aprende y se sacan enseñanzas para no volver a repetirlos. Por ello, considero que ha llegado el momento de abrir el debate sobre la naturaleza misma del Tambor de Oro y su procedimiento de selección.

Como primera consideración, quiero recordar que la principal y máxima distinción de la ciudad según el Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento es la Medalla de Oro de la Ciudad. Pese a lo que muchos piensan, el máximo honor que esta ciudad tiene establecido es la Medalla de Oro. A continuación, le siguen la Encomienda, la Corbata, la Medalla de Plata y Medalla al Mérito Ciudadano.

El Tambor de Oro se creó en 1967 –cumple por tanto cincuenta años-, y en su origen estaba destinado a personas no nacidas en San Sebastián y pretendía premiar la labor de promoción exterior de la ciudad. Por esta razón, en su primeros veinte años se premiaron a personalidades muy diversas: un médico aragonés, asiduo veraneante en la ciudad, el entonces alcalde de Baiona, el responsable de la iluminación de la Bahía de la Concha, embajadores, periodistas, y un largo elenco de personalidades que ayudaron a mejorar la imagen de la ciudad desde la vinculación o el amor que profesaban, o a proyectarla hacia el mundo. Eso, y no otra cosa, es lo que reconocía en sus inicios el Tambor.

En 1986 se cambiaron las bases para que un donostiarra de nacimiento pudiera recibir por vez primera esta distinción. Fue, paradojas de la vida, Iñaki Gabilondo, periodista, el primer donostiarra en tener tal honor. Seguramente a partir de este momento la naturaleza del premio comenzó a mutar, hasta convertirse en lo que, me atrevo a decir, hoy siente y vive buena parte de los y las donostiarras: un premio que la ciudad ha hecho suyo y que siente con especial cariño.

Por ello, no es anecdótico que durante tantos años la concesión del Tambor sea fuente de polémica. Lo sucedido en esta edición no puede hacernos olvidar que durante muchos años su elección se ha visto envuelta en la controversia. Lo cual es un indicador de algo. A mi juicio, lo que las sucesivas polémicas, sean ciudadanas o mediáticas, señalan es bien a las claras que existe un decalaje entre lo que la ciudad siente por el Tambor y sus premiados y lo que inspiró su creación.

El Tambor de Oro nace como un vehículo de promoción turística, pero es justo reconocer que la ciudad ha hecho de este premio algo propio y lo ha dotado de otro significado. La actividad turística ha cambiado mucho desde 1967. Personalmente, creo que después de los últimos dos años, ciudad y Ayuntamiento estamos más preocupados por crear un modelo turístico sostenible que por promocionarlo.

Cabe también hacer una lectura positiva entre el aluvión de críticas que hemos podido leer y escuchar: la gente, la ciudadanía, está comprometida en las decisiones de la ciudad. Se ha manifestado, y a sus representantes nos toca escuchar y aprender de ello.

Creo que es hora de coger al toro por los cuernos. Como alcalde, voy a proponer abrir un proceso para trabajar a lo largo de este año un nuevo reglamento para la concesión del Tambor que recoja tanto los valores que inspiren su filosofía y méritos, así como el procedimiento, de forma que la elección conjugue su naturaleza institucional con su carácter popular.

Ójala seamos capaces entre todos de dar con la fórmula para que el tan querido Tambor de Oro sea uno de los elementos de cohesión y celebración de una jornada que nuestra ciudad vive de forma tan intensa y festiva. En ello nos empeñaremos. Gora Donostia!