El móvil en la otra Donostia
El teléfono móvil, junto a la llaves de casa, es hoy en día un elemento indispensable cada vez que salimos de casa todas las mañanas. Con el móvil hacemos transacciones bancarias, hablamos con los tutores de nuestros hijos, mantenemos contacto permanente con familiares y amigos, y enviamos mensajes, fotos, vídeos y correos electrónicos de forma instantánea. Atrás quedaron los tiempos en que era una simple herramienta para hacer y recibir llamadas. Abundan los ejemplos de cómo esta herramienta ha facilitado nuestra vida cotidiana.
Estas navidades, sin ir más lejos, un grupo de señoras de Amara que me conocen desde que nací se me dirigieron en una cafetería para enseñarme unas fotos en su teléfono móvil. Fotos en las que aparecía el mal estado de los adoquines de una de las principales calles de la ciudad, que provocó la caída y la rotura de un tobillo de una de ellas. Aquellas señoras tenían las fotos convenientemente guardadas en el teléfono, preparadas para hacerlas llegar en cualquier momento al responsable de solucionar el problema, que no es otro que el Ayuntamiento de Donostia.
La anécdota ilustra muy bien cómo las nuevas tecnologías nos ofrecen un sinfín de posibilidades para mejorar las formas de relación entre la ciudadanía y los representantes públicos, y el potencial que éstas tienen para favorecer una comunicación permanente, ágil y rápida de las necesidades y cuestiones a mejorar.
Dos ciudades globales como Boston y Nueva York supieron verlo antes que nadie, y fueron pioneras a la hora de implantar aplicaciones de móvil para hacer llegar quejas o avisos, relativas a pintadas, aceras o carreteras en mal estado, iluminación, papeleras sin reponer, acumulación de basuras, charcos, nieve, árboles a punto de caer, o semáforos que no funcionan. Lo hicieron a través de una aplicación que podía descargarse a través de la plataforma de apple i-tunes.
En el caso de Nueva York, la aplicación surgió como una evolución lógica del famoso servicio telefónico de quejas 311, que recibió nada menos que 30 millones de llamadas entre 2003, año de su puesta en marcha, y 2006, siendo clave además para gestionar las consecuencias del famoso apagón. Bastantes años después, fue Zurich, una de las ciudades más limpias, eficientes y con mejores estándares de calidad de vida, la que puso en marcha una aplicación similar. Curiosamente, los suizos tenían dudas de fuera a funcionar en una ciudad tan modélica, pero en el primer mes recibió ya 900 avisos.
Posteriormente, numerosas ciudades se han ido sumando a este movimiento, implantando sistemas de este tipo. Euskadi, y en concreto Donostia, no pueden permanecer ajenos a los nuevos tiempos. Debemos abrir las puertas del Ayuntamiento, para que la ciudadanía, de manera activa y comprometida, pueda hacernos llegar a los gestores de lo público ideas, propuestas, iniciativas, sugerencias, quejas y peticiones. Fomentaremos así una ciudadanía activa, participativa y comprometida con su comunidad, sin las limitaciones de espacio y tiempo propias de los foros presenciales, por poner un ejemplo.
Un dispositivo cotidiana y popular como el teléfono móvil debe tenerse en cuenta en todas sus posibilidades y usos, si queremos una Donostia más implicada y dinámica. Queremos dar un paso más en este camino e invitar a todos los donostiarras a formar parte activa de la vida política, gestionando la ciudad de forma más eficaz, organizada y democrática. Creemos que el móvil puede ser una herramienta vital para empoderar a la ciudadanía y fomentar una nueva cultura política basada en la colaboración permanente.
Los beneficios son evidentes. Se impulsaría la participación cívica y la concienciación social, implicándonos a todos y todas en la relevancia de cuidar de la ciudad y de velar por el cuidado de lo público. Se fomentaría la relación del Ayuntamiento con muchos jóvenes, habituados al uso de nuevas tecnologías, y que de otro modo no se acercarían. Y se darían pasos en la línea de hacer una ciudad inteligente -la famosa Smart city-, no una ciudad dominada por la tecnología, ya que, tal y como plantea la socióloga Saskia Sassen, se trata de urbanizar la tecnología, no de tecnologizar la ciudad.
Por todo ello, y con el objetivo de ir convirtiendo en realidad estas posibilidades, desde el PNV de Donostia hemos puesto en marcha la aplicación Donostia ON, para establecer un canal de comunicación directo, en tiempo real, entre la calle y el Ayuntamiento. Una nueva herramienta para avanzar en el camino de esa Otra Donostia con la que soñamos la mayoría. Una ciudad más transparente y abierta, con un Ayuntamiento diligente y capaz de responder de forma eficaz y rápida a las demandas y peticiones de toda la ciudadanía, sea cual sea su ideología.
De momento, los donostiarras podrán a través de esta nueva aplicación gratuita hacernos llegar sus fotos, ideas y propuestas para mejorar la ciudad. Ideas que se sumarán a las más de 2.100 post-it llenas de aportaciones que hemos recibido en Ideiagunea. Muchas de ellas referentes a los pequeños detalles que hacen grande esta ciudad: la limpieza y el cuidado de las calles, el pintado y estado de las calzadas y aceras.
Pequeñas cosas que se olvidan y pierden a veces en el maremágnum de programas y cifras del Consistorio, pero que son las que mejor resumen la esencia del servicio público en su día a día. Atender y cuidar los pequeños detalles es una de las claves para hacer atractiva Donostia. Hacer todas y todos, también con el móvil, una mejor Donostia. La otra Donostia.